Volviendo
en el tiempo me encontré con uno de los cuentos de Gustavo Adolfo Bécquer “Los
ojos verdes” de indudable sello romántico. Esta historia llena de pasión,
impulso y amor, logra atrapar al lector dentro de una atmósfera misteriosa.
Bécquer,
sevillano, es uno de los máximos exponentes del romanticismo español (XIX) que
deja en segundo plano a la razón promulgada por la Ilustración. Reivindica los
sentimientos, lo irracional y la persecución del amor imposible (mujer
ángel-demonio) que sumerge al hombre en la depresión y la locura. Esto lo
podemos ver en su personaje principal Fernando de Argensola, primogénito del
marqués de Almenar, que tras la búsqueda de unos ojos verdes misteriosos pierde
la razón. Actúa siguiendo su instinto e impulso desobedeciendo la advertencia
del montero mayor, Íñigo, quien le dice que en aquella fuente de los Álamos,
habita un espíritu del mal.
Está
leyenda comienza con una pequeña introducción en donde el autor expresa el
motivo por el cual la escribe. Para desarrollar este relato fantástico
legendario utiliza el narrador omnisciente intercalándolo con diálogos entre
Fernando e Íñigo.
La
descripción de los lugares y la naturaleza logran producir un mundo
sobrenatural y secreto, sumergiendo al lector en una dimensión desconocida.
“El sol había
traspuesto la cumbre del monte; las sombras bajaban a grandes pasos por su
falda, la brisa gemía entre los álamos de la fuente, y la niebla elevándose
poco a poco de la superficie del lago”
Indudablemente
“Los ojos verdes” deja a flor de piel
los miedos, las pasiones y la irracionalidad de los hombres.
muy buena reseña
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